Me gusta que este sea el siglo de la información, y todo esté disponible para quien quiere encontrarlo. Pero, ¿a eso se redujo la exploración? Durante el renacimiento, los europeos llegaron a América (con todo lo bueno y lo malo que eso trajo). En los sesentas se vivió una exploración del espacio, pero aquello fue solo un nombre que justificaba una carrera de supremacía ridícula que terminó con la llegada de la Perestroika y el desenmascaramiento de las dificultades soviéticas que terminaron en la disolución y la caída del muro. Hoy por hoy, solo George W. parece estar contento con una nueva aventura a la luna.
Es que estas expediciones ya no son románticas. Ya no son los tripulantes imberbes supersticiosos que usan palabras como honor y tradición para justificar atrocidades que la historia tuvo en bien camuflar. Es que verdaderamente sin los sádicos hermanos Pinzón, Colón hubiese regresado a casa después de 20 días de viaje, y solo si lograba convencer a sus amotinados marineros que no lo mataran.
Las expediciones de entonces tenían propósitos claros: comerciar y conquistar (todo con la venia de una iglesia evangelizadora). ¿O acaso las naciones poderosas de esas épocas no fueron aquellas con facilidades navieras y flotas poderosas? Pero los exploradores, que viajaban junto a estas misiones, tenían otros propósitos. Seguro, se valían de la riqueza de sus reyes para costearse los viajes, pero a partir del renacimiento comenzó un interés creciente por las ciencias. Muchos viajaban solamente a ver que había en los nuevos mundos, y fueron ellos quienes nos dieron los primeros mapas. Otros buscaban hierbas o especias medicinales y mejoraron la gastronomía mundial. Solo por eso les perdono la innecesaria difusión del tabaco.
Creo que me hubiese gustado vivir por aquellos tiempos. Claro, que para disfrutar los descubrimientos tendría que participar activamente en ellos, por lo que tendría que ser un aristócrata con mucha plata, mucho tiempo y poco trabajo en mi Europa natal. Claro, las otras opciones eran ser un cura evangelizador (en cuyo caso escondería muchos descubrimientos que nieguen las creencias del Vaticano), o uno de los imberbes marinos.
¿Dónde están los exploradores hoy? ¿Es que tengo que construir mi propio barco, o bastará que le muestre a alguna reina que un huevo puede quedarse parado sobre la mesa?
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