En realidad, hace una hora y nueve minutos es sábado. Hoy no salí. Nada de carrete, farra, parranda, juerga, pachanga o como le digan es su país (¿cachondeo suena muy feo?). No salí porque estaba en casa cocinando para unos amigos de la familia, y me quedé, naturalmente, para la cena. Siempre cocino con gusto, pero cuando uno lo hace para amigos es siempre especial. Aún cuando no era cocinero me sentía bien cocinando para mis amigos de fraternidad en Ohio. En ese entonces era mucho más simple: cualquier cosa que saliera de la cocina era catalogada como casera, aunque salga de latas.
Hoy el menú fue un poco más complejo. Comenzamos con un picoteo de seis quesos distintos con tres variedades de tostadas, galletas saladas y un spread de queso fresco con rocoto, ciboulette y una hierva muy boliviana, que le daba ese gusto a casa: la quirquiña.
La entrada fue una mini sopa de espárragos servida en copa. Optamos por una entrada ligera porque los amigos de mis viejos andan ya sobre los sesenta años, y por salud han perdido la costumbre de comer en la noche.
El plato de fondo fue carne macerada en especias y cocida al horno, papas rostizdas con hierbas del jardín y cabezas de espárragos a la mantequilla. Terminamos la comida con un mousse de chocolate y café (sin gelatina) con salsas de naranja y frambuesa.
Tengo algunas fotos (lamentablemente no me alcanzó el tiempo de tomarle fotos al plato principal) y veré de agregarlas cuando tenga más tiempo.
En cuanto a la farra los viernes, es el destino de los cocineros. Lo dicen todos: nosotros trabajamos mientras los demás se divierten. Para nosotros es normal esto de trabajar viernes y sábados, o en navidad, año nuevo y San Valentín. El problema es que tus amigos y familia quieren pasar más tiempo contigo. Verdaderamente, tú no los ves nunca. Cocinar profesionalmente es una vocación.
Ahora me relajo, porque los huéspedes ya se fueron. Es normal esta hora final en la cocina profesional. La adrenalina se escurre lentamente después del adictivo frenesí que es el servicio, y se termina en un estado de satisfacción por el trabajo terminado que es mi verdadera droga.
1 comentario:
Uy ya me dio hambre!
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