La primavera es, tradicionalmente, la estación del amor. Yo espero ansiosamente enamorarme al menos una docena de veces en los próximos dos meses, y tener igual número de cicatrices en mi corazón al comenzar el verano. Pero la primavera también es la época de planear actividades campestres. Comienzan los asados y los picnic (¿Se escribe picnics el plural?). También comienzan las tardes agradables en las terrazas y balcones, tomando cerveza fría o vino blanco (me encantaría tener una reserva de Vinho Verde para los siguientes seis meses) y comiendo bocadillos de frutas y quesos.
Pero en general, a pesar que esté muy ocupado con trabajos, los meses de calor son, para mi, tiempo de relajarme. Realmente no entiendo la posición de muchos que escriben su opinión al periódico quejándose del inminente cambio de horario. Dicen que es impráctico, y que el ahorro energético es mínimo. Pero entonces, ¿Dónde dejan el ocio? No todo en la vida es trabajar y atenerse a una rutina. Aún cuando la sociedad termina guiando tu vida al automatismo, las tardes debieran ser sagradas para compartir junto con la familia.
Entiendo que no todos gustan de las actividades exteriores, y que hay gente que prefiere la luna al sol. Pero para eso tienen el invierno. Esta es la misma gente que opta por la ropa negra y el exceso de abrigos, y que se cansa del calor pero nunca del frío. A mi me gustan todas las estaciones. Claro, tengo mis favoritas, que son las dos que vienen. También es cierto que la que menos me gusta es la que terminó ayer. Pero las disfruto todas. Son agradables simplemente porque están ahí. No como en Cali, pues un amigo me decía que en esa ciudad solo hay dos estaciones: calor y la del tren.
La primavera comenzó el sábado, pues amaneció un día templado y asoleado. Ideal para el asado y el comienzo real de las festividades. También es cierto que el invierno aún no termina. Sé que cualquier día vamos a sufrir una corriente fría que traiga nubes y viento helado. Esta misma mañana amaneció gris. Pero la promesa de un clima agradable ya es palpable, algo que no podía asegurar hace un par de semanas.
Bienvenida, pues, primavera. Bienvenida, incluso, la alergia que inevitablemente me atacará en solo unas semanas más. Da igual, ya somos viejos conocidos. Estoy seguro que ambos nos extrañamos.
¿A ustedes también les da energía el sol? ¿Solo a mí? Digo, para alzarle un altar. O abrirle una puerta...
4 comentarios:
waaaaa, la puerta del sol en Tiawanaku, genial!!!
Saludos.
"""Entiendo que no todos gustan de las actividades exteriores, y que hay gente que prefiere la luna al sol. Pero para eso tienen el invierno. Esta es la misma gente que opta por la ropa negra y el exceso de abrigos"""
Cuidado, que esa gente es la misma que bloggea y bloggea!!
Gracias por tu visita en mi blog, y trataré de hacerme con el libro que me recomiendas.
La primavera!!!!
La primavera puede ser tanto una delicia como una complicación... pero después uno ya nunca es el mismo... jajaja
segmento - Siempre esa puerta, una de mis primeras memorias
mexxe - Jajajajaja... ¡yo me incluyo! Pero no en los meses de más calor. Frente a la compu, el tiempo suficiente para revisar email y chatear un poco.
galgata - una deliciosa complicación. Pensándolo bien, ¿existen complicaciones no deliciosas en la primavera? Es peor en el verano, cuando lo complicado es decidir que variedad de halado prefieres...
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