¡Mamá, hay una iglesia pegada a mi estado!

Hoy leí la noticia que el Vaticano está reunido decidiendo si votar por un candidato que está a favor del aborto es un pecado o no. Mi primera reacción fue reírme. Esa risa de lástima que te da cuando te topas con injusticia o ignorancia. Pero luego me acordé del poder de la iglesia, y de que GW Bush ganó las últimas elecciones en gringolandia. Francamente, me dio un poco de miedo. Releí el artículo y me dio rabia (¡Me hierve la sangre!) y luego risa de nuevo.

Ahora ya pude analizar un poco la situación y me parece bien que los obispos se reúnan a debatir algunos temas caducos y ojalá inicien a darse cuenta que no deben meterse en política. La iglesia había comenzado una inteligente separación de varios temas políticos, y ahora comienzan a meterse de nuevo.

Pero lo que me molesta no es su intrusión, ni tampoco que la gente pueda llegarles a escuchar. Lo que me ofusca es el doble estándar. Pareciera que oponerse al aborto es políticamente correcto. ¿No dice la Biblia que no hay que matar?

Pero, ¿y los gobiernos que aprueban guerras y la pena capital? ¿Algún día propondrá la iglesia como pecado votar por un presidente que apruebe una guerra? Lo dudo, pues la iglesia tendría mucho que explicar. Los abortos que ellos mismos efectúan son fáciles de esconder (¿quién necesita clínicas especializadas?) Las guerras (leer cruzadas) y ejecuciones (leer inquisición) que la iglesia autorizó, respaldó y financió están demasiado bien documentadas. Por eso, resulta que ellos deciden ahora que tiempo de matanza está bien y cual no.

Y luego se sorprenden que cada vez haya menos gente que los escucha. Yo les digo ahora: no es la fe en Dios lo que se está perdiendo, es la fe en ustedes.